¡Muchas gracias!

Primero que nada, quiero agradecerles por los comentarios tan lindos que me han hecho, eso me motiva a seguir con esto.
Debo confesar que aún necesito más inspiración porque las cosas que se me ocurren son medio tontas.

En fin, hoy les presentaré a mi mejor amiga, pañuelo de lágrimas y casi, casi el amor de mi vida. Así es, hablo de mi pequeña bebé Susú.

Sugar llegó hace 6 años a mi vida y desde el primer día se adueñó de la mitad de mi cama. Era una cachorrita french poddle de 5 meses y estaba muy asustada, temblando; hecha bolita en un rincón de la cocina y recuerdo que lloraba. Su dueña anterior ya no podía tenerla y se la regaló a mi mamá, pero la entonces "Pelusa" convivía con muchos gatos y estos le pegaron las pulgas. Así que cuando llegó con nosotros, estaba recién rapada y llena de quemaduras porque quien sabe a que estética canina la llevaron.

Desde que yo era una niña quise un perro pero por vivir en un departamento y el hecho de que mi mamá no se quería hacer cargo de un perrito (pues ya tenía 3 hijos), no me regalaban uno. Hasta que de la nada, ese día llegó una cosita temblorosa (y bastante feíta por todos los maltratos que había tenido) a mi vida.
Al principio me costó adaptarme porque Sugar se asustaba con todo, no comía y se orinaba en todos lados, pero con el tiempo se ganó el corazón de todos (hasta el de mi papá). Ya no veo mi vida sin mi pequeña gran compañera. Si Sugar pudiera hablar, ¡¿qué cosas no contaría!?...